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En días pasados, los peruanos lamentamos el asesinato en la selva de Ayacucho del suboficial de tercera FAP Elmer Quispe Ríos a manos de terroristas convertidos en traficantes de cocaína. Se escribió mucho al respecto y el pesar fue intenso. Qué duda cabe. Sin embargo, en muchos sentidos, el Estado y el país están de espaldas a lo que ocurre en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), que solo salta a la retina de los peruanos cuando un militar o un policía es abatido.

El presidente Martín Vizcarra pudo haber tenido el noble gesto de acudir al funeral del comando de la FAP asesinado. Tampoco fue al sepelio, semanas atrás, del oficial de mar segundo AP José Paredes Collazos, también asesinado por narcoterroristas en el Vraem. Sin embargo, más allá de los gestos que no se dieron, hay acciones que deberían tomarse y que bien podrían servir como una muestra de que nuestros soldados no están solos allá en la selva.

Podría comenzarse, a manera de respaldo a los militares y a los policías, con la demolición del infame mausoleo terrorista de Comas que sigue en pie. También sería positivo meter presos de una vez por todas a los cabecillas y a los integrantes del Movadef, brazo político de fachada de Sendero Luminoso, así como acabar de una vez con el juicio a los responsables del ataque en la calle Tarata, que lleva 26 años sin una sentencia.

Otro homenaje a las soldados -a los que combaten y a los que cayeron- pasaría también por retirar de los libros escolares toda pasada por agua tibia de la masacre desatada por Sendero y el MRTA, por más que se molesten los tontos útiles -o cómplices- que les hacen el juego desde el derecho, la sociología o la “opinología”, ya sea por razones ideológicas o económicas. Nunca más se debe llamar “violencia política” o “conflicto armado interno” al brutal terrorismo.

La sociedad civil y en especial el Estado deben respaldar mediante acciones a los uniformados que combaten y caen poniendo el pecho. El Ejecutivo, el Congreso y el sistema judicial no pueden estar lamentándose vía tuit, comunicados o minutos de silencio cuando asesinan a un militar o a un policía; ya que tienen mucho por hacer en lugar de ver cómo la gente del Movadef se ríe de todos y los altares inmundos de Comas siguen en pie.