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Mañana domingo 1 de julio se realizará en todo México el Proceso Electoral Federal 2018, y el candidato del Movimiento Regeneración Nacional - Morena, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que por tercera vez intenta llegar a la Presidencia de su país, se convierte, según todas las encuestas, en el virtual primer presidente mexicano en décadas no conservador ni de las élites poderosas y tradicionales, que han gobernado México en los últimos 70 años a través del Partido Revolucionario Institucional - PRI y el Partido Acción Nacional - PAN, por 12 años. El popularmente llamado AMLO ha dicho que encarnará y llevará adelante la “cuarta revolución mexicana”, al considerar que el país ya vivió tres anteriores, entre ellas, por supuesto, la Revolución Mexicana de 1910. Para AMLO que no ha dudado en compararse con Benito Juárez (1806-1872), expresidente azteca y figura emblemática de la historia de México, todo parece estar de su saludo para ganar las presidenciales con enorme ventaja sobre sus rivales e, incluso, podría obtener mayoría en el Congreso de la Unión -así se denomina a su Parlamento- donde serán elegidos 128 senadores y 500 diputados federales.

La paupérrima gestión del pusilánime Enrique Peña Nieto que un ciudadano mexicano en el D.F. me pidió llamar ENRIQUE PEÑA MIENTO, porque solo dice mentiras, lo ha favorecido. Sin embargo, más ha sido la violencia estructural en el país reflejada en la desaparición de 43 estudiantes en Iguala (2014), macabro suceso que remeció México y el mundo, y que para muchos ha marcado el punto de quiebre de una sociedad ganada por el hartazgo frente a la corrupción de una clase política interesada en mantener el statu quo a cualquier precio. AMLO, un contestatario con discurso preciso para el 43% de pobres en un país de 127.5 millones de habitantes, estaría llegando al poder en 2018 en lo que sería su tiempo. Su presencia política en la vida mexicana ha ido siempre en ascenso a diferencia de otros políticos y ahora ni siquiera haber sido asociado, primero a Hugo Chávez y luego a Nicolás Maduro, cambiaría el inminente decurso de la voluntad popular.

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