Haciendo prevalecer los principios jurídicos de libre circulación y libre tránsito internacional, consagrados en el derecho internacional, Marruecos acaba de lograr abrir el paso fronterizo de Guergarat que conecta su frontera territorial más meridional con la de Mauritania -ambos países ubicados en la porción noroeste de África-, que fuera interrumpido por las milicias del denominado Polisario desde hace tres semanas, a ojo cerrado, con apoyo de Argelia, país vecino de Marruecos que lleva adelante un plan para subvertir en la soberanía marroquí, alentando en vano el secesionismo del pueblo saharaui que habita en la región del Sahara marroquí.
Lo extraordinariamente relevante de la acción emprendida por las Fuerzas Armadas marroquíes, ha sido su ejecución eminentemente pacífica, no habiéndose registrado un ápice del uso de la fuerza -sin objetivo bélico-, y cuidando de manera escrupulosa, de que la también llamada zona tampón de Guergarat, quede bajo el control de las fuerzas de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) -establecida por la Resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU-, y tal como fuera convenido en el Acuerdo Militar N° 1 de 1991, que dispuso, además del control en dicho espacio fronterizo por parte del MINURSO, el cumplimiento del alto el fuego, que el Polisario no ha respetado.
Guergarat debía ser desbloqueado inexorablemente porque comenzaba a constituirse en un espacio de enormes vulnerabilidades sociales por la persistencia del pillaje y la inseguridad. Es evidente que el Polisario busca viciar y tergiversar los derechos de Rabat sobre su propia soberanía en su frontera.
La impecable medida militar marroquí para destrabar la “zona tampón”, restituye el statu quo de siempre y con apego a las reglas de derecho internacional, en cuya zona considera una circunstancia de casus belli dado que podría ser objeto de un conflicto bélico, siendo más bien evidente de que Marruecos actúa pacíficamente preocupándose por abrir el paso fronterizo de personas y bienes, que además, obstaculizados en plena pandemia, era un completo despropósito por el Polisario.