¿La banca de fomento del Estado ha tenido resultados en alguna oportunidad? Las experiencias demuestran que fracasó y pocas cumplieron expectativas y objetivos previstos.
Esta semana que concluye, saltó a la luz lo que se veía venir con Agrobanco, entidad creada bajo las bases del desaparecido Banco Agrario, a fin de apoyar a pequeños y medianos agricultores mediante préstamos que les permitan afrontar cada campaña de siembra.
Sin embargo, los objetivos de esa entidad, que comenzó a operar mediante la Ley Nº 27603 desde el 21 de diciembre de 2001, se desvirtuaron poco a poco hasta caer en una deficiente política para el otorgamiento de préstamos.
En el 2005, fue aprobada una ley para ampliar sus operaciones a medianas empresas y en el 2013 se aumentaron los montos a darse, que se otorgaron sin controles y filtros necesarios; esta situación llevó al banco a una condición insostenible por la falta de recursos. Lo anterior se refleja en la auditoría interna practicada al periodo 2013-2016, que revela irregularidades en la entrega de créditos a empresas no minoristas y con una deuda superior a 450 millones de soles. Este escenario ha llevado a formular una denuncia en contra de funcionarios y exdirectivos por esta negligencia, que al final la pagan los peruanos con sus impuestos.
La historia se repite desde que dicha entidad comenzó a existir hace casi un siglo durante el gobierno de Augusto B. Leguía, quien fundó el Banco de Crédito Agrícola. ¿Hasta cuándo se van a botar recursos públicos al agua y muy pocos pagarán por estos errores? El Gobierno tiene la palabra.