En esta columna he señalado que el 2020 en la mayoría de colegios privados (salvo los de menos costo) lograron, con un gran esfuerzo de sus docentes, desarrollar clases virtuales. Sobre los planteles públicos hemos sostenido que, dada la baja cantidad de computadoras y conectividad en los hogares, la decisión del Ministerio de Educación de implementar la estrategia “Aprendo en Casa” resultaba pertinente utilizando fundamentalmente la radio y la televisión. Las clases fueron mejorando en cobertura y calidad sobre todo en el segundo semestre. Los maestros fueron poco a poco incorporándose al seguimiento y evaluación haciendo un gran esfuerzo y utilizando sus propios recursos.
Hemos expresado que el año escolar pasado “no era perdido sino diferente” porque si bien es cierto varias capacidades y saberes del currículo estaban siendo afectados, los procesos pedagógicos se daban en un contexto de incertidumbre, tensiones y dificultades por la pandemia donde los niños, niñas y adolescentes- con el apoyo invalorable de sus familias- estaban logrando no solo aprendizajes cognitivos , sino desarrollar la resiliencia, la autonomía, la perseverancia, la responsabilidad, la cooperación en un contexto de lecciones de vida. Observando, como en otros campos, la desigualdad, la inequidad y la exclusión por el Estado de amplios sectores de alumnos.
Este año 2021 todo indica que por buen tiempo seguirá la educación a distancia. El Gobierno Nacional, el Ministerio de Educación y los Gobiernos Regionales deben hacer los mayores esfuerzos por mejorar sustantiva y urgentemente las condiciones de educabilidad no solo por radio y tv, sino incorporando más sesiones virtuales y ampliando el servicio web. Sería muy preocupante que el año escolar 2021 no se superen significativamente las debilidades del año escolar 2020. Es un imperativo ético que todos los estudiantes peruanos tengan más y mejores logros de aprendizaje.