Parroquianos libando cerveza en una cantina a puerta cerrada, jóvenes jugando fulbito en una losa deportiva, trabajadores de call center hacinados, parques con gran concurrencia, cumpleaños y fiestas en las noches… La gente en todo el país no entendió el objetivo del aislamiento obligatorio en sus casas y el Gobierno dispuso ayer de medidas más radicales para que los ciudadanos no salgan de sus casas.

Si bien es cierto, los casos de coronavirus en el Perú y Sudamérica no son muchos en comparación a China o Europa, se han tomado más rápidamente restricciones a la movilización de las personas. Se han cerrado fronteras, se han impuesto cuarentenas y se han declarado estados de emergencia y también de catástrofe. Solo preparándose para el peor escenario se podrá contener la pandemia. Esperemos que las decisiones se hayan dispuesto en el momento correcto y, sobre todo, que sean efectivas.

Por otro lado, hay mucha esperanza que pronto se concrete una vacuna contra el coronavirus. Sin embargo, el presidente Martín Vizcarra ya explicó que esto no ocurrirá este año. Al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud lanzó un mensaje contundente: “No vamos a tener vacuna del coronavirus hasta dentro de un año”, dijo. Por lo tanto, todo depende de nosotros. Las medidas agresivas del Gobierno se dan porque algunos no han cumplido la orden de aislamiento. Suponemos que ahora si respetarán la inmovilización obligatoria.