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Por estos días en que tanto se habla de adelanto de elecciones y de reformas políticas para evitar, entre otras cosas, a tanto impresentable en la política, sería bueno preguntarnos si los peruanos hemos aprendido las lecciones y esta vez estaremos en condiciones de votar por mejores ciudadanos que nos hagan olvidar a personajes como los que hacen que la gente hoy pida en las calles que se cierre el Congreso de una vez.

Lo señalo porque en las últimas elecciones regionales y municipales, luego de muchos años de advertencias y cuando ya estaban vigentes personajes como Yesenia Ponce, Yonhy Lescano, Edwin Donayre, Moisés Mamani o Héctor Becerril, la gente ha terminado votando por Vladimir Cerrón y Walter Aduviri, a pesar de que ya venían afrontando procesos judiciales como los que por estos días los mantienen en calidad de prófugos.

El gran problema es que, por más adelanto de elecciones y reformas que tengamos, si los ciudadanos siguen votando irresponsablemente, nada podrá cambiar. Miremos lo que pasa en Arequipa, donde han convertido en su máxima autoridad a Elmer Cáceres Llica, pese a sus graves cuestionamientos a nivel judicial. Hoy es el gran agitador antiminero que con sus actitudes no hará más que traer más pobreza, especialmente al Valle de Tambo.

Si vamos más atrás, a las elecciones regionales y ediles del 2014, veremos que en Áncash, por ejemplo, luego de las corruptas gestiones de César Álvarez, la gente, lejos de sentirse asqueada y optar por una mejor alternativa, votó por el impresentable de Waldo Ríos, quien ya había sido condenado por corrupto y que en campaña ofrecía regalar plata en efectivo, lo cual era una farsa por ser eso absolutamente ilegal. Hoy ambos están presos.

Ahora que no habrá reelección de congresistas, salvo que por ahí metan la bicameralidad y tengamos un Senado con algunos de los rostros de hoy, habrá que ver qué nuevas caras aparecen o qué otras regresarán del pasado. Todo depende de la responsabilidad con que los ciudadanos se enfrenten a las urnas a la hora de elegir a su presidente, congresistas y autoridades locales. Si no es así, por más adelantos y reformas que haya, nada cambiará.