GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El mensaje del presidente de la República con motivo de las Fiestas Patrias ha suscitado esperanza en buena parte de la población, gracias especialmente al anuncio de la reforma política y del sistema de justicia, la mayor inversión pública y privada, importantes obras de infraestructura y medidas para afrontar el grave problema de la violencia contra mujeres y niños. Sin embargo, no ha dejado de llamar la atención que entre tantas medidas anunciadas no se haya incluido alguna destinada a la promoción de la familia y el rol de los padres en la formación de las nuevas generaciones, porque es sabido que la mayoría de casos de violencia física y sexual, incluidos los feminicidios, no se dan en familias bien estructuradas sino en el contexto de uniones inestables, rotas o meramente pasionales.

La familia es la célula básica y vital de la sociedad. Si esa célula se destruye o degenera, la sociedad tiende a desmoronarse. Como ha dicho el papa Francisco, “no podemos pensar en una sociedad sana que no le dé espacio concreto a la vida familiar” (26.IX.2015). En el seno de una familia sólida y bien formada, el niño se siente seguro y adquiere seguridad en sí mismo, experimenta la gratuidad del amor y aprende a amar a los demás, a convivir y a compartir sus cosas y su tiempo con ellos, recibe las primeras normas morales y, en la medida que va creciendo, es iniciado en la vida en sociedad. Por eso, como también ha dicho el Papa, “es necesario promover medidas concretas y desarrollar su papel en la sociedad con una buena política familiar”. De ahí que, para este mes de agosto, el mismo Francisco nos ha invitado a rezar “para que las grandes opciones económicas y políticas protejan a la familia como el tesoro de la humanidad”.