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He expuesto mi posición en contra de que los medios privados hagan negocios millonarios con la publicidad estatal. Es innecesario que el Estado realice publicidad en medios privados cuando cuenta con medios propios y con oficinas de comunicación institucional en sus dependencias más importantes. Ha existido despilfarro y negociados en la publicidad estatal y la pauta del Estado muchas veces ha influido en la posición de varios medios de comunicación. Es verdad que el presidente del Congreso no debió amenazar con la aprobación de la ley “antimermelada” en momentos en los que se critica la compra de televisores y de frigobares ad portas del Mundial. Pero es cierto también que existe una campaña para que esa ley no se apruebe por una sencilla razón: hay muchos intereses económicos en juego. La campaña de sensibilización en contra del proyecto del congresista Mulder está funcionando y se ha logrado que el proyecto no prospere. Los principales afectados si el proyecto se convierte en ley están moviendo cielo y tierra con tal de que puedan seguir mamando del Estado. Utilizan gremios y encuestas para esgrimir que ese proyecto afecta la libertad de expresión, cuando en verdad son afectados sus intereses económicos. Es importante que les quitemos la careta a quienes en el fondo solo defienden sus intereses, no los del país. La neutralidad del Gobierno y la pluralidad en los medios son necesarias para que funcione un verdadero sistema democrático, y a eso es a lo que debemos apuntar.