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El Estado es responsable en parte de los conflictos sociales que sacuden al país y que desde Lima parece no tener una mirada real de lo que pasa en el interior del territorio nacional. Quizás esto es por seguir adormitados por el entusiasmo de los Juegos Panamericanos Lima 2019 y ahora con los Parapanamericanos, certámenes exitosos y donde la mayoría se contagió (en buena hora) con cada triunfo de nuestros atletas.

Sin embargo, una vez terminado este último certamen deportivo continental, aflorarán nuevos problemas sociales en el país, como Correo advirtió semanas atrás, siendo alta su volatilidad porque detrás de ellos, en su mayoría, hay intereses políticos radicales para generar inestabilidad a un gobierno tan frágil como el actual, el mismo que hoy solo tiene como caballito de batalla el adelanto de elecciones generales para el 2020, posición que polariza la opinión pública.

Esta semana, representantes del Ejecutivo lograron acuerdos para controlar protestas en Tacna (Candarave) y Moquegua (Quellaveco), donde con mesas técnicas de diálogo se buscarán alternativas a las demandas, esperando que estas sean cumplidas por las partes.

Si se incurre en errores de antes, donde se firmaban actas de entendimiento para un conflicto y al final caían en saco roto, solo se generarán protestas más violentas por incumplimiento por parte del Ejecutivo.

El Gobierno no debe olvidar que los juegos deportivos acaban pronto y si no se maneja bien las protestas, estas se extenderán peligrosamente, como la que hay contra Tía María en Arequipa y que ya llegan a los 40 días.