El presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, ha dicho ayer, luego de un reportaje en que se denuncia que autoridades chilenas vienen instigando a migrantes, especialmente venezolanos, a que ingresen ilegalmente a nuestro país por la frontera sur, que en los próximos días se anunciarán disposiciones legales destinadas a controlar el ingreso y la permanencia en el Perú de estas personas que no en todos los casos llegan para trabajar honestamente, como sí ocurre con la mayoría.

Lo que hace falta acá son medidas efectivas y no demagogia ni anuncios efectistas como hemos padecido en época anteriores. Recordemos a Pedro Castillo dando un “ultimátum” a los extranjeros delincuentes para que salgan del país. También lo vimos haciendo un papelón cuando un avión con un grupo de expulsados no pudo ni partir por falta de coordinaciones con autoridades de Caracas, o a Martín Vizcarra acudiendo al aeropuerto a presenciar la salida de un grupo de venezolanos con problemas con la justicia.

Tampoco se puede hablar de expulsar a los extranjeros que cometan delitos, pues estas personas primero tienen que afrontar acá su respectivo proceso penal y luego cumplir sus condenas antes de ser echadas por indeseables. ¿Acaso alguien puede pensar en botar del Perú a un asesino como el hampón que mató al sereno de Santiago de Surco una vez que sea capturado? El que delinque en el Perú tiene que purgar acá su pena. No se puede hacer demagogia con este asunto tan delicado.

Lamentablemente, la pesadilla que se vive en Venezuela tras casi 25 años de chavismo ha hecho que seamos el segundo país de la región, luego de Colombia, en tener el mayor número de venezolanos que han llegado buscando un mejor futuro. Sin embargo, entre todas esas personas sufridas y trabajadoras que hoy tenemos entre nosotros, también hay delincuentes de alto vuelo como el que mató al sereno o el salvaje que quemó a su expareja en el Centro de Lima.

Queda esperar lo que plantee el gobierno a través del premier Otárola. El país necesita soluciones efectivas, oportunas y realistas frente a la llegada de malos inmigrantes que nos están generando un problema de seguridad a los peruanos que ya de antemano vivíamos en una crisis de inseguridad. Puede ser popular salir a decir “vamos a botar a todos los extranjeros de mal vivir y a los que cometan delitos”, pero sabemos que eso no es posible. Vendría bien tener los pies puestos sobre la tierra.

Estas personas primero tienen que afrontar acá su respectivo proceso penal