Aunque no mencionó a Piura, ni llamó por su nombre a nuestro gobernador regional, por enésima vez el presidente de la República nos aludió ayer. Esta vez fue para recordarnos que “aquí no hay espacio para la división” y ratificó una “relación de franqueza y cercanía con todas las regiones”.

Los minutos que nos dedicó, en su habitual conferencia diaria, era su respuesta al tema que tratamos antier, en nuestra columna dominical de la edición Piura. La asamblea nacional de gobernadores regionales mediante un comunicado le atribuye al gobierno central una amenaza contra la democracia al colocar al mando de los Comandos Covid 19 a los jefes militares, y no como quisieran, al parecer, a los gobernadores de Arequipa, Lambayeque y Loreto.

El comunicado no menciona a Piura porque todavía no lo han instalado, como ya ocurrió con los antes señalados. El comunicado aparece firmado por “la asamblea”, es decir, por todos y por nadie, en una institución que la preside Servando García, el gobernador de Piura. Esta rebelión promovida por Servando García se complementa con una resolución “gerencial regional 133” para adelantarse al presidente Vizcarra y conformar el propio Comando Covid 19 de Piura, de manera diferente al modelo operativo del Ejecutivo.

Esta reacción tan instintiva y territorial no es más que el producto de no haber comprendido la finalidad operativa y ejecutiva de los Comandos Covid 19. El presidente ha abordado el asunto con más paciencia de la habitual, conociendo las limitaciones cognitivas de nuestro gobernador que, haciendo honor a aquello de que la “ignorancia es atrevida”, ha adoptado una posición desafiante, pateando el tablero en momentos en que lo peor que podemos hacer es dividirnos. Mil disculpas por lo que nos toca a los piuranos, señor presidente, nosotros tenemos la culpa.