La ciudadanía debe tomar nota de cuáles fueron las agrupaciones políticas que a través de sus bancadas congresales han estado saboteando la salida a la situación de entrampamiento en que se encontraba el país hasta la tarde de ayer, en que fue elegido como titular del Poder Legislativo el “morado” Francisco Sagasti, para asumir hoy la Presidencia de la República de manera interina hasta el próximo 28 de julio.

Ayer en este espacio cuestioné que el Partido Morado de Julio Guzmán se haya hecho a un lado, el domingo último, para poner a Rocío Silva Santisteban, del Frente Amplio, en la posibilidad de asumir la Presidencia de la República, pese al grave daño que eso hubiese ocasionado al Perú. Sin embargo, ayer corrigieron. Bien por ellos y por el país, pues se ha llegado a una alternativa viable y que puede abrir espacio al consenso.

Ahora habría que ver qué paso con APP, de César Acuña, quien durante la semana pasada, cuando las papas quemaban, dijo que estuvo en contra de la salida del cuestionado Martín Vizcarra, pero que su bancada optó por la vacancia, mientras que el domingo propuso a Silva Santisteban para luego quitarle el respaldo. ¿Por qué tanto vaivén? Esto ha generado el malestar de varios legisladores de su partido que incluso estarían evaluando su renuncia.

Extraño lo sucedido también con la lista encabezada por Podemos, de José Luna, el dueño de Telesup, pues ayer por la mañana inscribieron a una candidata a la Mesa Directiva que más tarde salió a decir a los medios que no sabía nada de su postulación y que ni siquiera había firmado la ficha de inscripción. Cuánta “formalidad”. ¿Así quieren manejar el país desde julio del próximo año? ¿Tanto era el afán por llegar a la Presidencia de la República?

Los electores tienen que estar con los ojos muy abiertos para no cometer errores al momento de elegir en abril próximo a sus autoridades. Es urgente ver quién ha sido quién en este duro trance, en medio de la crisis sanitaria y sus efectos económicos. No los olvidemos nunca, o luego no nos quejemos si año tras año se mantienen vigentes en la política. La democracia siempre nos da la posibilidad de castigarlos votando por mejores opciones.