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Resulta escandaloso que se haya tenido que exigirle su renuncia al hasta hace poco viceministro de Patrimonio e Industrias Culturales, Luis Villacorta Ostolaza, luego de que su empresa ganó un concurso público por un monto de 350 mil soles para realizar evaluaciones y expedientes técnicos sobre monumentos arqueológicos, a fin de evitar que se dañen durante el Rally Dakar 2019.

La ministra de Cultura, Patricia Balbuena, tiene mucho que explicar sobre estos hechos que implican no solo al funcionario renunciado, sino también a otros servidores que fueron los encargados de adjudicar la licitación a la empresa de Villacorta Ostolaza. Irónico que esto haya ocurrido en la misma semana en que el presidente Martín Vizcarra lanzó una necesaria campaña contra la corrupción.

No todo se soluciona con decir que se pidió su renuncia a Villacorta Ostolaza y que la empresa no llegó a cobrar un sol de erario nacional. Acá se tiene que ir hasta el final con este escándalo, que ha agitado las aguas en el Congreso. Y no es para menos. Hay gente que se la iba a llevar a manos llenas y todos tienen que rendir cuentas ante la justicia. ¿Un funcionario público no sabe acaso que no puede hacer negocios con el Estado?

Se espera hoy la presencia de la ministra en el Congreso. Será una buena oportunidad para escuchar sus descargos. Ojalá explique cómo es que llevó de viceministro a un empresario que podía tener conflicto de intereses desde el sector público, qué está haciendo el procurador de su sector y qué acciones se están tomando ante los integrantes del comité que dieron la buena pro a su propio jefe.