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Las protestas contra el gobierno chileno están próximas a cumplir un mes. La crisis en el país sureño es transversal y toca todos los sectores. Por ejemplo, ayer los jugadores de la selección de Chile acordaron no disputar el amistoso de la próxima semana ante su similar de Perú, debido a los graves problemas que suceden en ese territorio.

Si las cruentas escenas que vemos todos los días nadie las hubiera imaginado antes, ahora tienen sustento real. Hoy por hoy, el caos está dentro de lo posible. El problema es que tan dramática situación será incontenible si no se plantean cambios.

Los protestantes cuestionan la ausencia de políticas a favor de las mayorías y exigen programas que permitan la inclusión. Puntualizan que no deben ser un plan formulado en escritorios gubernamentales e impuestos desde estos, sino concebidos con el aporte de todas las fuerzas políticas y sociales.

El peligro es que este panorama afecte a la economía peruana. Algunos especialistas afirmaron que la subida del dólar en el Perú es por efecto de la crisis chilena y el mercado financiero teme un contagio de la inestabilidad económica en la región. Esperamos que los temores se ahuyenten y que Chile recupere la paz.