El indulto otorgado al expresidente Fujimori no habría generado esta nueva crisis política si el presidente Kuczynski lo hubiese concedido de manera magnánima a cambio de nada y atendiendo a consideraciones exclusivamente médicas.
Pero el señor Kuczynski optó por otorgarlo dentro del marco de una negociación para salvar su permanencia en el poder. Eso es lo que más indigna a mucha gente. Que PPK haya faltado a su palabra empeñada.
Con el pedido de vacancia del presidente de la República se produjo la coyuntura ideal para que el indulto a favor de Alberto Fujimori se pudiera materializar, y así fue.
Los críticos del Gobierno hoy señalan que PPK ha demostrado que con tal de mantenerse en Palacio es capaz de todo, incluso de traicionar a quienes creyeron en él. Al señor Kuczynski muchos le han perdido el respeto y sin eso -en una medida importante- no se puede gobernar.
A pesar de los acuerdos a los que pueda llegar con el fujimorismo para reestructurar su gobierno, a PPK le va a resultar complicado mantenerse en el poder. El efecto del indulto parece ir mucho mas allá de un terremoto caviar.
El asunto es serio. Se habla nuevamente de una vacancia presidencial y de un adelanto de elecciones. Y es que PPK no solamente está siendo abandonado por gente valiosa que lo acompañó por abrazar ciertos ideales y representar algo distinto al fujimorismo, sino por miles de peruanos que ya no creen más en él. Ser Presidente así es casi imposible.