Se acaba de revelar, a través de la confesión del exdirectivo de Odebrecht, Jorge Barata (qué tal apellidito), que Nadine Heredia recibió la friolera de tres millones de dólares para la campaña electoral de Ollanta Humala de 2011, y la plata fue puesta, al cash, en las manitas de la ex primera dama, a quien su propio suegro -Isaac Humala- calificó luego como “borrachita de poder”. O sea que a la esposa del comandante retirado le salió bien caro hacer negocios con Barata.

La empresa brasileña, qué duda cabe, vivía de perpetrar sobornos, aceitadas, faenones, mermeladas, melazas, chancacas y cachazas como infalibles políticas de expansión, y olvidó olímpicamente lo que dice su visión de futuro como compañía dedicada a la construcción de proyectos de infraestructura: “La actuación ética, íntegra y transparente es fundamental para que generemos resultados tangibles en nuestros negocios”. El floro o mais grande do mundo.

Así las cosas, la otrora pareja presidencial queda como la pareja pediche, avara, gorrona, chupóptera, sin vergüenza política para pedir un óbolo, aunque este venga también de los petrodólares chavistas. Recuérdese que Alejandro Toledo, en conversación con Correo, contó que vio en la Cancillería una valija diplomática con $850 mil que tendría como destinatario Humala para los comicios de 2006.

Precisamente, tirios y troyanos, propios y extraños, fieles y decepcionados están inquiriendo la posibilidad de que, tal como ocurrió con el exmandatario chakano, refugiado en Los Ángeles, Nadine Heredia también corra la suerte de la orden de prisión preventiva y la captura a nivel nacional e internacional.

Parece que los casos no tienen la misma carga punitiva, empezando porque Toledo recibió la “marmaja” cuando se desempeñaba como funcionario público, y Heredia Alarcón nunca lo fue, por lo menos oficialmente, y, como alega Wilfredo Pedraza, los aportes de marras fueron para una campaña electoral. Si los millones no fueron declarados, ante la ONPE, eso sí es otro cantar. Hoy más que nunca es válido repreguntar: ¿Tan difícil es caminar derecho, señora Nadine? Ponga en agenda esta interrogante. 

TAGS RELACIONADOS