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Hace una semana escribí una columna basado en las sorpresivas declaraciones de la premier Mercedes Aráoz en Davos, que fue presentada aquí como si renegara de la globalización. La señora Premier tuvo la gentileza de contactarse conmigo y me señaló que fue sacada de contexto. Revisé el video de sus declaraciones y, si bien es cierto que ella dice que hemos comprado la globalización muy rápido, ella pronunció esa frase en medio de una respuesta a una pregunta que le hacen sobre Donald Trump. Pienso que, aun así, no fue la frase más afortunada. Sin embargo, me ratificó en todo momento su pensamiento liberal y su posición respecto de que la corrupción debe vencerse con más integridad y no reduciendo la inversión privada. En todo caso, haría bien en aclarar ella misma lo que quiso decir en el importante Foro Económico Mundial y aprender que una cosa es declarar como economista y otra como político, en particular en su caso siendo una figura de tanto renombre.

Más allá de la anécdota, importa entender que la globalización llegó para quedarse. Y el desarrollo pasar por ella y por cómo se compite en ella. No hay de otra. Sin embargo, no es menos cierto que se debe tener inteligencia para navegar en sus aguas y eso depende de las estrategias de cada país. La globalización -como todo proceso social, económico, político y hasta cultural- tenía que traer coletazos diversos, como los trajo el descubrimiento del Nuevo Mundo -que en realidad, fue la primera globalización- o la Revolución Industrial. Algunos de esos coletazos se manifiestan en la problemática ambiental; recientemente, en la problemática migratoria. En ambos campos, el Perú no se exime y padece los coletazos. Aun así, hay que seguir navegando. Esperemos que nuestros timoneles estén convencidos de hacerlo y cuenten con la pericia para conducirnos lo mejor posible en la travesía.

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