Ni pies ni cabeza tenía el proyecto de ley presentado por el congresista Roberto Chiabra (Alianza para el Progreso) para que sea el Poder Legislativo -ese del que nos quejamos por estar lleno de prontuariados y sinvergüenzas- y no la Junta Nacional de Justicia (JNJ), el que se encargue de destituir a los jueces y fiscales supremos, lo que sin duda iba a contribuir a algo que debe ser desterrado: la politización de la justicia.
El partido de César Acuña había tratado de desmarcarse de esta absurda iniciativa que buscaba meter la mano de la política en el sistema de justicia. Sin embargo, fue presentada con la firma de varios de los miembros de la bancada de APP y en especial con la de su portavoz, Eduardo Salhuana, quien ayer anunció el retiro de la iniciativa. ¿El líder del partido no sabía nada? Qué extraño, ¿verdad?
Era un absurdo pretender que los congresistas que son investigados y juzgado solo por fiscales y jueces supremos por irregularidades cometidas en funciones, tengan la posibilidad de mandar a su casa a quienes les respiran en la oreja. ¿A quien se le pudo ocurrir este disparate? ¿Qué interés hubo y hay detrás? Es como para que nuestros legisladores digan “tú me investigas y tú me puedes meter preso a mí, pero antes yo te destituyo y te mando a tu casa”.
El llamado a destituir a los magistrados supremos debe ser siempre un ente técnico como en teoría es la JNJ, y señalo que “en teoría” porque hasta ahora esta entidad creada en reemplazo del podrido Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), no ha dado muestras de independencia y tampoco de eficiencia, aunque sus defensores señalen lo contrario y hasta la consideren un intocable “bastión de la democracia peruana”.
Uno de los grandes problemas que tenemos hoy en el Perú es la politización de la justicia. Lo vemos por estos días en el Ministerio Público, cuyos miembros andan apuñalándose y haciendo cualquier cosa, menos investigar debidamente los casos de corrupción y delincuencia común que reclama la ciudadanía. El proyecto del congresista Chiabra ha sido retirado, pero deja sembradas las dudas y demuestra que desde el Congreso quieren tener a la justicia agarrada del cuello.