Tras la crisis política abierta con la vacancia presidencial y la asunción de Dina Boluarte, los acontecimientos se han precipitado rápidamente con una escalada de protestas desde las provincias: Arequipa, Huancavelica, Cusco, Puno, Tacna, y Ayacucho se movilizaron con reclamos de libertad para Pedro Castillo, que se vaya el Congreso, elecciones generales y una nueva Constitución.
El primer Gabinete ministerial encabezado por Pedro Angulo no dio la talla y se viene su cambio, en medio de fuertes críticas por la represión indiscriminada desatada por la Policía y las propias Fuerzas Armadas, a raíz del estado de emergencia decretado.
La actual presidenta no comprende la magnitud de la protesta ciudadana, la toma de aeropuertos o la suspensión de actividades en Andahuaylas, Cusco, Juliaca, Arequipa. El bloqueo de carreteras y las constantes movilizaciones, Lima incluida, expresan indignación frente a la considerada actitud de boicot y bloqueo permanente desde el Congreso y los medios de comunicación, al que fuera el gobierno de Pedro Castillo elegido por la población que, hoy, se expresa indignada.
El gobierno sacó las tropas del Ejército para reprimir manifestantes con el trágico saldo de 26 fallecidos, la mayoría por disparos de armas de guerra. Con la excusa de supuestos violentistas, se persigue opositores políticos y gremiales y se allana los locales de la Confederación Campesina del Perú, de Nuevo Perú y del Partido Socialista ubicados en la Plaza Bolognesi en Lima.
El gobierno de Dina Boluarte es transitorio y debe entender que avanzar en resolver la crisis política requiere diálogo para acuerdos políticos y concertar para que se vayan todos, Congreso incluido, lo más pronto posible y de manera ordenada.
Las movilizaciones ciudadanas masivas y pacíficas continuarán. Necesitamos organizarnos para rechazar la infiltración y las provocaciones, de modo que evitemos otras muertes. Repliquemos las movilizaciones en Puno y Juliaca, masivas, cívicas y sin fallecidos que lamentar.