Más allá de que si un candidato sube tres puntos y el otro baja dos, lo cierto respecto a la encuesta de Datum publicada ayer en Perú 21, Gestión y Trome es que el porcentaje de indecisos se ha incrementado tres puntos respecto al mes anterior y que ninguno de los postulantes a la Presidencia de la República logra convencer a los peruanos, que a este paso nos alistamos a votar, nuevamente, por el menos malo.

Falta un mes para una elección crucial para el país, y el “gran puntero” apenas llega al 13 por ciento de las preferencias, una cifra que en el pasado hubiese logrado el que ocupaba el cuarto o quinto lugar. Ya sea por lo atípico de la campaña, por el hartazgo y desilusión en la clase política o por la falta de propuestas de los postulantes presidenciales, lo cierto es que don “no sabe/no opina” sigue perfilándose como el gran ganador del 11 de abril.

Ironías aparte, preocupa esta situación debido a que vamos viendo que quien gane los comicios, será un gobernante con poco respaldo sólido y convencido. El vencedor podría ser una autoridad precaria que, además, tendría que lidiar con un Congreso dividido que ojalá –al menos– no sea como el mamarracho que tenemos hoy, donde destacan los seguidores de Antauro Humala y José Luna, y los que creen que el coronavirus se puede esparcir desde avionetas.

Lo peor que nos podría pasar sería tener un gobernante débil que busque contentar a la gente con cualquier cosa, y un Congreso populista dispuesto a regalar todo y a producir leyes irresponsables como las vistas en los últimos meses, que más tarde sin duda nos pasarían la factura. No podemos perder cinco años más, sin embargo, según Datum, lamentablemente no hay muchas opciones que llenen los ojos de los peruanos.

Mi preocupación mayor radica en que quien nos gobierne desde el 28 de julio, tendrá que ponerse al frente del país en uno de los momentos más críticos de su historia ante la crisis por la pandemia. ¿Aquellos que con las justas convencen a más o menos el 10 por ciento de los peruanos, serán capaces de ponerse sobre los hombros un Perú en emergencia sanitaria, económica y social? ¿Alguno de los postulantes sabrá dar la batalla como tuvo que suceder tras la Guerra con Chile?