La patética situación en que se encuentra la congresista de Alianza para el Progreso (APP) Rosío Torres, representante de la región Loreto, no debería sorprender a mucha gente, pues desde hace por lo menos dos décadas es sabido que varios personajes instalados en el Poder Legislativo gracias al voto popular, delinquen bajo la trillada modalidad de recortar y llevarse al bolsillo parte del sueldo que el Estado paga con dinero de todos los peruanos a los trabajadores de sus despachos.

Hace pocas semanas, otra legisladora de APP, Magaly Ruiz, fue acusada del mismo delito por un trabajador de su despacho. Sin embargo, escándalos como este vienen de muchos años atrás. Recordemos el caso de Michael Urtecho, quien en el periodo legislativo 2011-2016 fue descubierto haciendo cobros a sus empleados a través de su esposa. El hombre era considerado como “la reserva moral” del Congreso. Su caso aún sigue pendiente en la Corte Suprema.

Sin embargo, situaciones como estas no deberían sorprender solo por el hecho de ser reiterativas, sino por venir de congresistas de APP, el partido de César Acuña que en los últimos años se ha convertido en una “generosa” cantera de personajes nocivos para la sociedad que en algunos casos han acabado tras las rejas. Hace poco un sujeto elegido congresista por este partido, Freddy Díaz, acabó preso por violar a una trabajadora dentro de una oficina parlamentaria.

Si vamos más atrás, tenemos al triste y célebre general Edwin Donayre, preso por robo de combustible en el Ejército; y a Benicio Ríos, sentenciado por actos de corrupción cometidos cuando fue alcalde del Cusco. Otra joya que nos regaló César Acuña fue su hermano Humberto, sentenciado a tres años de prisión suspendida e impedido de ejercer función pública por un delito cometido mientras era gobernador de la región Lambayeque. Todos eran congresistas de APP.

Los electores tienen que tomar nota de qué agrupaciones son las que con mayor frecuencia llenan nuestra política de impresentables y gente que termina escudándose en inmunidades hasta finalmente ir a parar a la cárcel. No puede ser que ante cada elección, los partidos coloquen ante los ciudadanos un menú que resulta provocando una indigestión al país. No basta con decir después que era solo un “invitado” o que “ya lo expulsamos”. No nos dejemos embaucar nuevamente.

Un sujeto elegido congresista por este partido, Freddy Díaz, acabó preso por violar a una trabajadora




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