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Hace pocos días, 18 y 19 de noviembre, se realizó, exitosamente, el VIII Congreso de la Asociación Departamental de Mujeres Campesinas de Puno. Sus principales acuerdos plantean:

Persistir en la lucha contra toda forma de discriminación, sobre todo contra las mujeres campesinas.

Defensa de la agricultura familiar recogiendo su importancia en la seguridad alimentaria.

Construir un mercado interno ampliando la capacidad productiva del país.

Una nueva Constitución Política que recoja el ejercicio de derechos y oportunidades.

La lucha contra toda forma de discriminación no se queda en un acto de solidaridad; se trata de una condición indispensable para avanzar en construir una sociedad mejor para todos, donde todas y todos tengamos verdadero acceso a educación, salud, pero, sobre todo, al ejercicio de la dignidad como ciudadanos.

El desarrollo de la agricultura familiar permite que su economía se inserte en el mercado en condiciones de equidad, valorizando adecuadamente sus productos, manteniendo su cultura y protegiendo su medio ambiente; basta de ríos agonizantes.

La aspiración por una nueva Constitución expresa el agotamiento de un modelo económico y social en América Latina, que por años generó altas tasas de crecimiento por precios internacionales de materias primas altos. Crecimiento que solo aumentó la desigualdad favoreciendo a pocos, en desmedro de los más.

Las mujeres campesinas ratifican su compromiso con el Perú y el mundo como vienen haciéndolo desde la Fundación de la Ademuc, en marzo de 1983, y se ratifican en el reto de avanzar en construir un mundo sin discriminación, con igualdad de oportunidades para todas y todos.