Hace más de tres décadas, Fito Páez escribió un clásico sin pretenderlo [“Yo vengo a ofrecer mi corazón”], menos imaginó que este se convertiría en un himno que hoy emociona más que nunca: “¿Quién dijo que todo está perdido? / Yo vengo a ofrecer mi corazón / tanta sangre que se llevó el río / yo vengo a ofrecer mi corazón”.

Curioso y hermoso destino el de las canciones; después de escritas, alzan vuelo, van directo al alma, cada uno las toma como suyas. Por eso, en estos tiempos difíciles, lo que canta y cuenta ese loco rosarino nos motiva.

Por ejemplo, comprobar que en el mundo de la televisión no todo se ha ido al tacho, que no todo se ha perdido, sirve para combatir la desesperanza.

Acostumbrados al ego desbordado, a los brillos de la apariencia, a presumir de lo que se tiene cuando no se debe, motiva que en estos tiempos de crisis y de egoísmo, la pantalla chica nos muestre solidaridad, buenos sentimientos, sin aspavientos ni pretensión.

Los muchachos de “La banda del chino” entendieron que no se puede seguir haciendo un programa como si nada, como si fuera del set de televisión viviéramos en el mejor de los mundos y solo necesitáramos pura y cruda información matizada con divertimento.

Pues no. Nada de que la vida continúa y solo hay que arrancar una sonrisa. Si se puede, hay que comprometerse, dar una mano, y eso es lo que están haciendo toda esa muchachada con Aldo Miyashiro a la cabeza, que han llegado a lugares que ni las autoridades se han acercado; sectores en los que viven familias a las que les falta todo, hasta allí han llegado a repartir alimentos y, sobre todo, esperanza.

Claro, no faltarán quienes desde la comodidad de su sillón quiten mérito al esfuerzo, porque no imaginan lo que significa armar toda una logística, encontrar manos amigas que sumen y, sobre todo, quienes ven todo a través del cristal de la mezquindad, no se han puesto a pensar que ni el peligro de contagio les quita las ganas a otros de ayudar.

Muy bien dicen que en momentos difíciles es cuando se hace evidente lo bueno y lo malo de los seres humanos. Hagamos el firme propósito de generar lo primero, no solo en la televisión, como en “La banda del chino”, sino también en la vida diaria. Ha llegado el momento.

TAGS RELACIONADOS