En los debates que se dieron como parte del proceso electoral estuvieron presentes diferentes visiones sobre el rol del Estado en la economía. En algunos casos dio la sensación de querer volver al pasado, con planteamientos para una mayor actividad empresarial del Estado, establecer controles de precios y gastar sin control.

Estos planteamientos pueden responder a buenas intenciones, pero la realidad muestra que su aplicación atenta contra el bienestar de los peruanos. Son como una publicidad engañosa. Ya lo vimos en el periodo 1968-1990, en que el intervencionismo trajo hiperinflación, recesión y pobreza.

Al respecto, hace unos meses difundimos la #Ruta Perú: “Impacto del Intervencionismo: Pérdida de Productividad, Capital e Ingresos”. Según muestra, el rol creciente del Estado en la economía no generó superávits, sino elevados déficits. Estos fueron financiados mediante el endeudamiento externo y mediante créditos del BCR al Estado, que terminaron como crédito a empresas públicas. Ello devino en una creciente crisis fiscal que desembocó en inflación, hasta llegar a 7,000% en 1990.

Ello en adición a la limitada calidad de los servicios brindados; recordemos que en aquella época acceder a un teléfono fijo tomaba 10 años y miremos hoy la cobertura y calidad del servicio de agua potable, servicio que sigue en manos del Estado. Sobre el agua, hace unos días diversos asentamientos humanos salieron a marchar reclamando que Sedapal les instale el servicio (llevan años esperando), para ya no tener que pagar mucho más por agua que les llega en camiones cisterna. Y no nos olvidemos cómo hace dos años reventó la tubería de desagüe de San Juan de Lurigancho, inundando varios días a los vecinos con aguas servidas. La actividad empresarial del Estado no se ha caracterizado ayer ni hoy por eficiencia ni buena atención y calidad a los usuarios.

La Ruta Perú informa además que el régimen intervencionista costó hasta 50% del producto bruto interno per cápita por año. Es decir, hacia 1990, los peruanos teníamos la mitad del ingreso que podríamos haber tenido sin el intervencionismo.

Informémonos y evitemos que la historia se repita, que volvamos al pasado, en perjuicio del bienestar de los peruanos. Leamos todos la Ruta Perú del Intervencionismo en . Y decidamos por quién votar tomando ello en cuenta.