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El gobierno de Corea del Norte, que preside el desafiante autócrata Kim Jong-un, está sintiendo con gran intensidad la presión internacional ejercida por los EE.UU. que ha determinado en su contra y desde hace ya un buen tiempo, un conjunto de sanciones económicas. Ante los efectos de la medida, Kim no tiene otra salida y decide dar un giro radical en su postura tradicional, en la cual la posibilidad del diálogo con EE.UU. era impensada. La difícil situación económica del país asiático, que llega a los 25 millones de habitantes, es muy grave. Salta a la vista la desesperación norcoreana, de otra manera la actitud desafiante y altiva de su líder hubiera continuado con su clásica postura de pechar a la Casa Blanca. Las piezas del ajedrez ahora se entienden mejor. El acercamiento de Jong-un hacia Corea del Sur, expresado en un mensaje en la noche de Año Nuevo para que se reanude la comunicación telefónica en la zona de frontera entre ambos países, no fue gratuita. La aceptación de la invitación surcoreana por parte de Pyongyang, para participar en los Juegos Olímpicos de Invierno, tampoco ha sido gratuita. Kim se acerca a Seúl, aliado de EE.UU., y hasta parece no importarle que Washington mantenga en las costas surcoreanas una poderosa flota naval lista para entrar en acción, seguramente, si Corea del Norte decidiera ir más allá de lo permitido.

Kim se ha valido de su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, para llegar a EE.UU. Washington percatado de la vulnerabilidad norcoreana aprovecha para enviarle un duro mensaje, pero cuidando no tirarle un portazo: “Deseamos la desnuclearización de Corea del Norte. Mientras, todas las sanciones y máxima presión se mantienen”. Washington también sabe que el pedido norcoreano de un encuentro entre el líder Kim y Donald Trump, más allá de negociar un programa nuclear -tal como se hizo con Irán en el marco del Consejo de Seguridad más Alemania-, en realidad lo que están buscando los norcoreanos es que Trump sea compasivo y decida el levantamiento de las referidas sanciones impuestas. Veremos. 

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