Dijo Georges Clemenceau: “La guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los militares” y parafraseando, añadiremos que “la política es demasiada importante para dejarla en manos solo de los políticos”.

Las dos opciones para la segunda vuelta generan dudas y temores en buena parte de la población. Por una parte, estamos quienes rechazamos la opción fujimorista por su propuesta dictatorial, antidemocrática, gravísimas acusaciones de corrupción, obstruccionismo político de años y su defensa de las “bondades del modelo”. En la otra orilla, la opción de Pedro Castillo expresa la indignación por las carencias y desigualdades que este modelo tiene y que la pandemia mostró descarnadamente, y su opción de cambio sustancial.

Resulta indispensable que, sin alterar su propuesta inicial, Castillo establezca medidas de política concreta a llevar a cabo, cerrándole el paso a los pitonisos que pronostican caos y desorden social. A estas alturas, nadie podría salir a defender que se mantenga el statu quo, ese modelo que vuelve imposible de conseguir y de pagar un balón de oxígeno, el que te pide lavarte las manos seguido cuando no tienes agua ni desagüe. Esas son las diferencias que deben acabar. Esperamos, como todos, que el próximo gobierno las elimine.

Para ello es necesario que nos involucremos en el quehacer político, interesarnos en él, dedicarle unos minutos diarios imaginando propuestas de solución a problemas en nuestro barrio, distrito, comunidad. Imaginemos la posibilidad de implementar nuestros planteamientos y busquemos mecanismos y alianzas para avanzar en ello. Así, desarrollamos solidaridad, ejercemos derechos, cumplimos con nuestras obligaciones y estaremos haciendo política.

Mi voto será por Pedro Castillo, pero será vigilante y de acompañamiento.