Toda la vida nos enseñaron sobre nuestros héroes en el colegio. Todos ellos eran extraídos de siglos pasados, de varias décadas atrás. Eran los prohombres que había ofrendado sus vidas, lo más valioso que tienen, por todos nosotros, por nuestro país. Generalmente por la soberanía territorial. Y había casos especiales, ciertamente sublimes y extraordinarios, como el de Miguel Grau, qué duda cabe.

Pero pienso que ahora no habría necesidad de ir tan atrás para encontrar ejemplos de patriotismo y de amor por nuestros compatriotas. Sin dejar de lado el pasado, la actualidad de la pandemia nos ha traído heroísmos contemporáneos, personajes que lo dieron todo por los demás, que sacrificaron su vida por los otros peruanos, por todos nosotros. Estos héroes no murieron en un conflicto armado, sino en una guerra contra un enemigo invisible, como tanto hoy se repite. No empuñaban un arma porque no eran soldados ni coroneles; pero combatían con lo más importante que tenían: su propia salud, su propia vida.

Los conocemos, hemos escuchado sus nombres en estos días y en estas semanas tan duras. Han perdido la vida en sus puestos de “combate”, ayudando a los demás, dándole la contra a esta realidad de buitres y carroñeros en plena pandemia; poniéndose en riesgo ellos mismos para salvar vidas, para frenar de alguna forma el daño mortal que nos impone el coronavirus.

No permitamos que sus sacrificios hayan sido en vano. Honremos sus memorias. Grabemos sus nombres y reivindiquémoslos. Son al final de cuentas los héroes de esta etapa aciaga que nos ha tocado vivir como país. ¿Por qué no elevarlos a la categoría de héroes? ¿No dieron acaso muestra de valor y verdadero patriotismo? ¿No ofrendaron acaso su vida por todos nosotros?