Ayer los medios han reportado desde Santiago de Chile la información oficial de que la nueva cepa del COVID-19 surgida en Reino Unido -esa que si bien no es más letal, sí se trasmite de persona a persona con mayor facilidad-, ya se encuentra en el vecino país del sur, por lo que no resulta muy tirado de los pelos pensar que en cualquier momento podría llegar a hacer estragos a nuestro golpeado Perú, si es que aún no ha llegado.

Esto nos podría agarrar en un pésimo momento, pues por estos días el número de contagios vuelve a crecer y las camas UCI ya son escasas. Hasta hace pocas horas en el país quedaban disponibles apenas 50, es decir, casi nada. Y todo esto sucede mientras en el país, por la ineficiente gestión del gobierno del vacado Martín Vizcarra, no tenemos contrato firmado para la compra de vacunas ni fecha para comenzar a aplicarla de manera masiva.

El domingo último hemos informado en Correo que si bien el Ministerio de Salud reporta que de marzo a la fecha tenemos poco más de 37 mil muertos por coronavirus, en realidad la cifra superaría los 90 mil, según el Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef). Somos uno de los países que peor ha gestionado la pandemia y los errores no han sido subsanados. La mejor muestra es que otra vez no hay camas UCI.

Ojo que si bien la nueva cepa que ya se encuentra en Chile no es más letal, sí se propaga con mayor agresividad, lo que haría que haya más enfermos, más camas ocupadas, menos oxígeno disponible y por lo tanto más muertos. Si creíamos que cerrando el 2020 las cosas mejorarían, parece que no será así. Sin ánimo de ser alarmista ni pesimista, lo cierto es que el panorama para los primeros meses del 2021 no se ve promisorio.

El gobierno del transición y emergencia del presidente Francisco Sagasti, con su cuestionada ministra de Salud, Pilar Mazzetti, a la que públicamente ha ratificado en el cargo pese a los resultados de su gestión bajo el mando de Vizcarra, está en la obligación de adoptar medidas para que el Perú no vuelva a vivir una tragedia similar a la del año que se va, en que se habló mucho y se ofreció de todo, para que al final terminemos batiendo récords mundiales de contagiados y fallecidos.