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A una semana de la disolución del Congreso, es evidente que se actuó con realismo político en el marco de la Constitución. Las organizaciones políticas inicialmente opuestas anuncian su participación en el proceso electoral de enero de 2020, y de esa manera lo legitiman.

Se requiere la participación de los partidos políticos en estas elecciones, no solo porque de no hacerlo perderían su inscripción electoral, sino ante la necesidad de expresión política y de renovación de sus actores. Por ello, es necesario apoyar la participación de los jóvenes.

Este nuevo Congreso tendrá la responsabilidad de completar y culminar las reformas políticas y económicas que quedaron pendientes: la bicameralidad, regular la inmunidad parlamentaria, la reforma tributaria y laboral, los cambios necesarios al modelo económico, recuperar el rol de planificación y la función contralora del Estado, entre otros.

Por lo tanto, para completar estas reformas se necesita que los partidos políticos afrontemos con responsabilidad esta elección congresal y demostremos que sí somos capaces de brindarle al país una oferta electoral seria. Para ello, debemos presentar a personas sin vínculos con la corrupción pública y privada, con solvencia ética y moral, y que -más allá de las discrepancias- defiendan posiciones políticas en beneficio de la población y del país, no intereses particulares.

Es imprescindible aprovechar la excepcional oportunidad histórica que se nos presenta: recuperar la confianza de la gente en sus instituciones y en la clase política. La renovación política es ahora.