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El Ministerio de Educación aprobó en junio de este año solo el primer capítulo del Currículo Nacional (CN) para la Educación Básica para que entre en vigencia el primero de enero del 2017. Este documento, según amplios sectores y actores educativos, presenta debilidades en cuanto a su concepción y viabilidad en el quehacer pedagógico de los colegios. Pero lo preocupante es que hasta ahora no se conocen ni están oficializados los contenidos de aprendizaje de inicial, primaria y secundaria, así como de la educación básica alternativa. Es más, a casi tres meses de iniciarse el nuevo año escolar no hay un plan de implementación en marcha para el desarrollo eficaz del CN en las aulas: No hay capacitación de directores y docentes, textos pertinentes ni materiales educativos. Tampoco plazas para profesores especializados que enseñen en primaria: Educación Física, Arte e inglés.

Ante esta situación pareciera que el Ministerio de Educación, ante las críticas, ha decidido aplicarlo en las escuelas primarias de los ámbitos urbanos de todo el país. No estaría mal, pero no es lo más conveniente. De ser así se involucrarían -sin las condiciones de educabilidad mínimas- a cerca de 16 mil instituciones educativas, alrededor de 155 mil maestros y cerca de 3 millones de niños y niñas. ¿Por qué las autoridades del Minedu no validan este nuevo CN escolar en una muestra de colegios el 2017 y lo generalizan el 2018? ¿No sería lo más conveniente que a julio del 2017 mejorase sus elementos y contenidos teniendo en cuenta las observaciones que se vayan recogiendo del plan piloto con el apoyo de un comité técnico consultivo? ¿Y se ejecute al mismo tiempo el plan de implementación consistente que asegure su éxito futuro?