Si se comprueba la delación de Marcelo Odebrecht sobre la entrega de 3 millones de dólares a Ollanta Humala para su campaña electoral de 2011, hay una persona clave que también debería responder ante la justicia por este aporte: Nadine Heredia, quien controlaba el Partido Nacionalista Peruano, del cual luego fue presidenta.

En este lío, la inmolación de Ollanta Humala no basta para salvar a Nadine Heredia. Al ser la ex primera dama la cabeza del partido que engendró al expresidente, no queda duda de que sabía quién se anotaba con dinero en la campaña, al igual que su hermano Ilan Heredia, quien fungía de cajero del grupo político.

Tampoco es que vamos a victimizar a Ollanta Humala, simplificándolo como un títere de la campaña lulista-chavista-nadinista; por eso es que la Fiscalía de Lavado de Activos debe pedir la delación de Odebrecht ante la Corte Suprema de Justicia de Brasil con el objetivo de incluirlo en el proceso que se le sigue a la esposa.

Todo coincide con el testimonio de Jorge Barata, el operador de Odebrecht en el país que rompía las manos a los funcionarios peruanos. Pero cabe resaltar una arista de las coimas brasileñas: la vergonzosa interferencia de la política exterior en la campaña peruana. No solo había dinero chavista, sino también de la izquierda del Partido de los Trabajadores de Lula.

Está más que cantado que la comisión “Humala” del Congreso de la República aprovechará esta nueva delación para citar al exmandatario y a su cónyuge; por su parte, la Fiscalía debería trabajar con mayor celeridad para que “los peces gordos” no sigan nadando a sus anchas burlándose de la justicia peruana.

Ojalá la pareja nacionalista tenga el coraje de enfrentar su pasado sin lanzar sus acostumbrados dardos a los opositores de turno y a la prensa -sin chistar por haberle costado tanto caminar derecho-, yendo al banquillo como el resto de procesados por haber recibido dinero ilegal.