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Se filtró esta semana el acuerdo secreto y entreguista con Odebrecht y ahora se entiende por qué lo escondían fiscales y ministros. Pero dejemos que hablen los números. Los sobrecostos del corporativo brasileño, según el propio ILD, suman casi 4700 millones de soles (unos 1400 millones de dólares), solo considerando 15 obras y no todas las que ejecutó.

Pues bien. El trato compromete a Odebrecht a pagar 610 millones de soles (unos 180 millones de dólares), solo el 13% de lo que adeuda. Pero esto es engañoso. Porque los sobrecostos son calculados al día de hoy, mientras que el pago de los brasileños será en 15 largos años. Actualizando con base en la tasa activa promedio efectiva anual en soles de la SBS, los 15 pagos equivalen a unos 220 millones pagados hoy. Adicionalmente, más de la mitad de los 610 millones (es decir, 310) se pagarán en los últimos 4 años, a partir del 2030. Para entonces, Odebrecht habrá hecho suficiente caja y el Perú, con una masa de nuevos jóvenes electores, probablemente habrá olvidado sus tropelías. Por ahí, ni tiene que desembolsar efectivo, pues le canjearán obras por deuda. Debidamente sobrevaluadas, desde luego, para que ellos no pierdan ni ahí. Después de todo, como “premio” final, se le dejará trabajar aquí como si nada. Todo lo ancho para ellos. Por si fuera poco, algunos parlamentarios y especialistas afirman que Odebrecht está demandando al Perú por 4500 millones de dólares en arbitrajes y tribunales nacionales e internacionales, cifra que podría incluso ser mayor.

Finalmente, asumamos como correcta la estimación del ILD de que las coimas de Odebrecht ascienden a 40 millones de dólares. Si lo que se les deja de cobrar son 1220 millones de dólares (1400 – 180), entonces, pagamos 1220 para recuperar 40. ¿Dónde está el negocio? O quizá hay que cambiar la pregunta: ¿Para quién o quiénes está el negocio? Por lo pronto, para el Perú no lo hay.