Existen esfuerzos de varios medios de comunicación para promover información e intercambio de ideas sobre las elecciones en marcha. No obstante, en una noche previa a la Navidad vi dos programas de opinión en la televisión donde se trataban temas de actualidad, entre ellos, el referido a las alianzas y los candidatos a la Presidencia y las vicepresidencias de la República. En uno de ellos había dos invitados científico-sociales que aparentemente no tienen filiación político-partidaria y que expresaban un desencanto por el estatus de la dinámica de los actores gubernamentales actuales y los que pretenden serlos. Para ellos, los candidatos son portadores de todos los vicios, debilidades e inconsecuencias. No hay nada positivo sobre los aspirantes que los electores puedan apreciar o, por lo menos, explorar. La conversación trasuntaba, por lo menos así lo sentí, una mirada catastrofista. En el otro programa se presentaban dos invitados que tenían filiación político-partidaria y son líderes involucrados con agrupaciones que han presentado planchas de candidatos. Como era obvio, sus puntos de vista expresaban solo las bondades de sus colectivos y candidatos, así como resaltaban las debilidades de sus contendientes. Después de ver estos y otros programas, me pregunto si con este tipo de paneles periodísticos se puede generar conciencia social y cívica. ¿No debiera buscarse fomentar un voto informado mostrando lo bueno y lo malo de las alianzas y los partidos? ¿Los paneles que emiten opiniones no debieran acercarse a una postura plural, imparcial, crítica y constructiva? Los escenarios comunicacionales cumplen un rol importante desde la sociedad para contribuir al desarrollo de una educación ciudadana, democrática y electoral.