Desde que el martes 8, en un pueblito de Omate, en Moquegua, el presidente Pedro Pablo Kuczynski se ofreció a actuar como salvador en la prolongada protesta del magisterio y afirmó que recibiría en Palacio de Gobierno a la dirigencia del gremio docente, los ataques a esta decisión no han cesado y pocos la defienden.El jefe de Estado ha llevado a su gobierno a una situación crítica, al extremo de que varios de sus integrantes del frágil gabinete presidido por Fernando Zavala están flotando en el aire y sobrando en el cargo.Que se recuerde, situaciones como esta nunca antes pasaron, y menos que un mandatario de la Nación esté resolviendo situaciones que deberían ser tratadas por sus ministros.El desorden social y el manejo gubernamental solo reflejan improvisación y falta de rumbo, provocando en el corto plazo la salida de uno o más ministros, como expresan recientes sondeos de opinión.De otro lado, llama la atención que hasta ahora no se tengan resultados del trabajo que cumplen las oficinas creadas para prevenir conflictos sociales y que, parece, se convirtieron en meras dependencias burocráticas.Poco o nada aportaron para advertir y resolver estas situaciones, por su falta de capacidad.El país quiere paz, pero para ello funcionarios del Ejecutivo u operadores políticos deben estar preparados para resolver y manejar las situaciones que se presentan, sin que intervenga el jefe de Estado, ya que al final de cuentas eso solo debilita más la precariedad de su cargo, como ocurre hoy en día. Basta de imprudencias.