La aceptación que viene ganando el candidato de la oposición al chavismo Eduardo González Urrutia tiene de vuelta y media a la banda encabezada por el dictador Nicolás Maduro, que sabe que si pierde de los comicios se va directo a la cárcel por asesino y ladrón, o en calidad de asilado a algún país paria como Irán, Corea del Norte, Nicaragua o Cuba, que es el eje en que se mueve Venezuela desde que cayó en manos de una tiranía que busca mantenerse en el poder a través de reelecciones truchas.
Varias encuestas serias indican que la aceptación del excanciller González Urrutia, que cuenta con el apoyo de la lideresa opositora María Corina Machado, oscila entre 55 y 61 por ciento frente al dictador Nicolás Maduro, lo que ha llevado al chavismo a “retirar” la invitación para que representantes de la Unión Europea supervisen el proceso electoral previsto para el próximo domingo 28 de julio, que por esta y otras razones se ha convertido ya en un remedo de comicios.
El argumento dado por el chavismo para adoptar esta medida desesperada es que no van a aceptar el “colonialismo” y el “intervencionismo” de otros países. Eso quizá se lo crean en La Habana o Managua, pero no donde se sepa muy bien que la banda a cargo de Maduro controla todos los poderes públicos, las Fuerzas Armadas y hasta el sistema electoral que está a punto de incurrir en elecciones amañadas que dejarían a la tiranía en el poder al menos hasta el año 2031.
Antes habían sacado de carrera electoral a la señora Machado, a quien le impusieron arbitrariamente una inhabilitación de 15 años para la función pública. Ahora retiran a los observadores europeos que podrían advertir irregularidades y fraudes como los que ahora podrán cometer libremente para no dejar el poder. Quizá haya otros supervisores enviados por Cuba, Nicaragua o por la OEA de Luis Almagro, pero sin duda no ofrecerán garantía alguna de un proceso medianamente confiable.
Sería bueno saber cuál será la postura del gobierno del Perú ante esta payasada de elecciones sin supervisión confiable que están a punto de producirse en Venezuela, las que sin duda tendrán un resultado a favor de un dictador que por nada va a dejar el poder para retirarse, pues sabe que eso es sinónimo de cárcel o fuga. ¿Lima seguirá tibia como hasta ahora con Caracas? ¿Mantendrán al embajador que tenemos en ese país donde no hay democracia, libertades ni elecciones con un estándar mínimo de credibilidad?