No hay duda de que el exsecretario del Despacho Presidencial, Bruno Pacheco, es un hombre con mucha suerte, pues pese a todo lo que vamos sabiendo de este sujeto que gozaba de la máxima confianza del profesor Pedro Castillo y que por unos meses se creyó el dueño del país, sigue en libertad a diferencia de gente que en el pasado reciente fue arrestada tras ser objeto de evidencia que no eran ni la décima parte de lo que se atribuye al hombre de los 20 mil dólares en el baño de su oficina palaciega.

Para empezar, recordemos que para que este caballero pueda acceder al cargo que tuvo en Palacio de Gobierno, la gestión sobresaliente de Francisco Sagasti –por razones jamás explicadas– cambió la norma que ponía requisitos académicos y laborales para quien aspirara ser secretario general de la Presidencia de la República. De no haber hecho esto, Pacheco jamás hubiera podido tener el puesto en el Poder Ejecutivo que le hizo creer que era alguien.

Desde su puesto, Pacheco se la daba de mando no solo con generales de las Fuerzas Armadas, sino también de la Policía Nacional. El domingo hemos sabido que llegó a la Región Policial de Lima para “presionar” a fin de que se lleve a cabo un desalojo que favorecía a su gran amigo y empleado Zamir Villaverde, el prontuariado visitante de la casa de Sarratea que provee de autos y ciertos lujos a los sobrinos del presidente, según ha señalado la lobista Karelim López.

Una vez que le encontraron los 20 mil dólares en el baño de Palacio de Gobierno, ningún fiscal se atrevió ni quiere a incautar el dinero a todas luces sucias. Sobre esto Pacheco ha dado hasta tres versiones distintas, pero con él no pasa nada. Incluso días después de su renuncia se le vio volviendo a su oficina, como si nada. Luego falsificó resultados positivos de COVID-19 para no ir a declarar cuando fue requerido. Han pasado varios meses y pese a todo, el hombre sigue en libertad.

A Pacheco no solo se le alinearon los astros cuando Sagasti cambió la norma a fin de que pueda entrar a trabajar a Palacio y tener un “poder” que jamás soñó, todo con la venia del presidente, quien sabía muy bien en que andaba su secretario . La buena estrella lo acompaña también por estos días en que ni siquiera se ha pedido arresto preventivo. Le han encontrado plata que no ha podido justificar y andaba de arriba para abajo con la señora López, pero con el caballero no es. Qué suerte, ¿no?