La semana pasada, en estas páginas, comenté sobre el secreto a voces que dice que Pedro Pablo Kuczynski ya habría tomado la decisión de indultar a Alberto Fujimori, pero que estaría esperando el momento adecuado para anunciar su decisión.

El Perú, fiel a su tradición de polarización, está dividido en dos en cuanto al indulto a Fujimori. Según Ipsos, 59% de los peruanos está a favor de la liberación humanitaria de Fujimori, mientras que 38% está en contra. No olvidemos, además, que el triunfo de PPK en la segunda vuelta se debió, en gran medida, al voto antifujimorista. Poca duda queda del terremoto político que significaría el sí al indulto. Imaginemos por un momento la combinación entre la euforia de quienes quieren libre a Fujimori y el convencimiento de haber sido traicionados de quienes le dieron su voto a Kuczynski con la condición de que mantenga a Fujimori tras las rejas. Un escenario así podría generar, al menos en el corto plazo, una polarización histórica de la población peruana (aunque en el largo plazo, siendo optimistas, pudiera generar cierta reconciliación).

Pero en definitiva: ¿puede haber, efectivamente, un momento adecuado para confirmar una noticia como el indulto a Fujimori? Y es que si el indulto significa división, ¿qué mejor manera de amortiguarla que un momentum de máxima unidad nacional? ¿Y qué mejor momento de unidad nacional que Perú yendo al Mundial?

Así que atentos, porque hoy celebraremos -estoy segura- que nuestro país clasificará al Mundial después de 35 años. Pero no nos sorprendamos si, poco después, la mitad del país celebra también por la liberación de Alberto Fujimori.