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Parece que los buenos gestos y los desaires que han generado avances y retrocesos sobre la todavía expectante y publicitada reunión entre Donald Trump y Kim Jong- un estuvieran gobernados por estrategias muy bien planeadas, con el único objeto de crear el contexto idóneo según como aspire cada parte para llegar maximalista al esperado encuentro en Singapur. Lo voy a explicar. He estado en diversidad de mesas académicas de negociación sobre asuntos del derecho del mar, principalmente, y no me sorprenden los esfuerzos de las partes para presentarse empoderadas a la hora de abordar sus problemas o controversias pendientes. En la práctica de la negociación político-diplomática, un gravísimo error que suelen cometer las partes es que terminan desviviéndose extasiadas por conseguirlo todo, esperando como único resultado que absolutamente todas sus exigencias o aspiraciones estén comprendidas en el acuerdo, siendo incluso más visible con aquel que tiene el mayor poder -generalmente el hegemón-, pues no sabe ceder porque lo quiere todo y nada o casi nada lo da o creyendo hacerlo está convencido que sería un completo fracaso. Esa parece ser la característica más notoria de la acción internacional de Trump para decidir concretar o no su encuentro con Kim. Su actitud no es un secreto, pues está inscrita en la doctrina del poder histórico estadounidense, que se conoce como Destino Manifiesto, y que ha sido forjada a lo largo de su construcción como Estado Nación desde el 4 de julio de 1776, fecha de su independencia.

Seamos claros: Washington siempre ha negociado a ganador -repito- todo lo quiere relativizando lo pactado según su conveniencia y sin margen para la otra parte. Kim se ha mostrado con mayor apertura de la esperada y su deseo de encontrarse con Trump es inocultable. De lo contrario, ayer no se habría reunido imprevistamente con su homólogo de Corea del Sur, Moon Jae-in; sin embargo, para no ser acaparado por un Trump dominante, estaría mostrando el carácter que su aliado China le exige, es decir, aprender a ceder pero no tanto y esperando que Washington también lo haga.