La alerta ha sido lanzada desde seis regiones ante su incapacidad para atender el elevado número de casos de COVD-19 que se están presentando en estos días, y es de esperarse que a diferencia de otras oportunidades, el Ministerio de Salud actúe con celeridad y no permita que más gente siga muriendo en las puertas de los centros asistenciales, en las calles, en sus casas, o esperando largas horas a que le proporcionen un poco de oxígeno.

En Piura, Lambayeque, Lambayeque, Áncash, Puno y Huánuco están exigiendo que Lima tomé el control y haga frente a la pandemia como sucedió hace dos semanas en Arequipa, en que ante la incompetencia de la administración del gobernador Elmer Cáceres Llica, hubo que intervenir. En estas seis regiones la cosa no da para más, la situación es más que crítica y estamos hablando de vidas que se están perdiendo con cada día que pasa.

Quizá en las jurisdicciones mencionadas la causa principal del problema no sea la ineficiencia de la gestión región como sucedió en Arequipa. Pero sea lo que sea, es necesario intervenir de una vez. El caso de Huánuco es muy dramático. Solo hay un médico intensivista en toda la región. Es de nacionalidad boliviana y hay temor de que renuncie por falta de pago. ¿Qué están esperando en Lima para llegar con recursos humanos y equipos?

Esta vez no puede suceder lo mismo que con el oxígeno ofrecido por una empresa minera que llegó a los contagiados casi dos meses después, por culpa de la indolente burocracia o quizá por “discrepancias ideológicas” en el anterior gabinete ministerial. Recursos existen en las arcas públicas. Lo que se necesita es voluntad para aplicar la norma que permite dejar de lado el manejo regional de la salud en situaciones excepcionales como la que vivimos.

Hoy el premier Pedro Cateriano se presenta ante el Congreso para pedir el voto de confianza, y dudo que pueda pintar un panorama al menos aceptable de lo que pasa en el Perú en estos días, si no se hace algo en las regiones donde cientos de personas agonizan ante la falta de recursos humanos y materiales. La atención a estos peruanos no puede esperar. Quizá no tenga que ir el presidente Martín Vizcarra para no exponerse a insultos y silbatinas, pero es urgente intervenir de una vez.