Hace pocos días el presidente Pedro Castillo rindió homenaje al Señor de Los Milagros y pidió por el bienestar y desarrollo del pueblo peruano. Está bien eso de pedir, pero también sería bueno cumplir. Está bien apelar a la fe, pero también sería bueno ayudar con planes. El país sufre una crisis política y económica de difícil solución y creo que no hay instancias providenciales que puedan resolver nuestros problemas si no apelamos al pragmatismo y a la unidad con los que más saben para salir de esta grave coyuntura. No se puede improvisar en la búsqueda de soluciones. Fiarlo todo a los milagros no es un buen síntoma.

Si el Jefe de Estado tiene en la punta de la lengua la palabra pueblo en todo momento, hay que sintonizar con sus demandas. Según la última encuesta de Ipsos Perú, el 57% de los peruanos estima que la prioridad del Gobierno debe ser reactivar la economía y generar empleo, un 38% pide mejorar los servicios de salud y avanzar la vacunación, el 37% considera que se debe combatir la corrupción y el 35% exige que se luche contra la delincuencia y el crimen. Hay que ponerse a trabajar en eso. El presidente Castillo debe reorientar sus esfuerzos a encontrar fórmulas para responder a los reclamos del pueblo. Es indispensable que sus próximos pasos obedezcan a una estrategia general del Gobierno para conjurar la crisis política y la incertidumbre para arreglar lo económico. Las buenas intenciones se deben enriquecer con criterios de responsabilidad nacional.