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Los acontecimientos referidos a la grave crisis institucional que viene atravesando el Ministerio Público, con marchas y contramarchas de un fiscal de la Nación perseguido por distintos actores políticos y mediáticos que han puesto al órgano constitucional al borde del colapso institucional, no nos están permitiendo ver con claridad un fenómeno político que viene instaurando, lenta y sigilosamente, el presidente Martín Vizcarra: una democracia demoscópica.

Demoscopia, dice el DRAE, es el estudio de las opiniones, aficiones y comportamiento humanos mediante sondeos de opinión, y a decir de @MariamMartinezB (https://elpais.com/elpais/2016/06/10/opinion/) democracia demoscópica ocurre cuando “los sondeos se convierten en la medida de cuanto acontece en el espacio político, achicando todo lo demás”. Esta es precisamente la realidad política que ha instaurado, muy convenientemente, para sus propios intereses políticos (por ahora) el presidente Martín Vizcarra.

Desde su Mensaje a la Nación por 28 de julio, en el que propuso el referéndum de reforma judicial y política, todos sus actos de gobierno (que dicho sea de paso, no son muchos) han venido precedidos de encuestas, acaparadas por Ipsos Perú y Datum, que le atribuyen altos índices de popularidad y lo están conduciendo por la ruta del populismo más clásico.

Embelesado por el “sentir popular” que le dan las espontáneas (?) marchas de apoyo convenientemente publicitadas por el cartel mediático, y por los resultados de las encuestas, gobierna confrontando permanentemente al Congreso, del que no le importa ni la mayoría opositora conformada principalmente por FP y el PAP, ni su minoría parlamentaria conformada por los ppkausas, con quienes ni consulta ni coordina, demostrando su total desapego a la democracia representativa.

El Presidente camina peligrosamente a convertirse en un “Dictador” (en el más estricto sentido histórico del término), en el que su sola voluntad se convierta en ley, aun cuando esta se plasme en un proyecto de ley abiertamente inconstitucional, como el que declara en emergencia al Ministerio Público, vulnerando su autonomía.