GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Nadie que sea bien nacido puede desear que la corrupción campee en el Perú y que los corruptos salgan impunes. El “caiga quien caiga” es una profilaxis necesaria que, aunque dolorosa, es vital para el saneamiento social. Todo esto, sin embargo, para cumplir su cometido, tiene que estar alejado de la venganza política y de toda sospecha de “malversación” del poder. Por desgracia, lo que siempre debió ser un buen intento de limpiar el Poder Judicial va develando sospechosas intencionalidades que, por desgracia, echan sombras de dudas sobre la ética de ese accionar judicial y la verdadera direccionalidad del mismo. De hecho, no sería casualidad que todo aquel que colisiona con el Presidente termina procesado y por ende, silenciado. Y aquí no importa si se trata incluso de excolaboradores del régimen.

Es así que, poco a poco, se han ido sumando voces de duda respecto del accionar de los fiscales anticorrupción. Al principio, solo se escucharon las expresiones de los partidarios de Keiko Fujimori, cuando fue emboscada en una audiencia común a la cual acudió voluntariamente, para tomarla en captura. Sin embargo, habiendo pasado ya casi un año de esa celada, otras voces de diversas tiendas, a excepción de las de la izquierda, se han ido alzando. Y no solo se ha alzado la voz de connotados juristas y congresistas con experiencia, sino la de la propia vicepresidenta de la República, quien llegó a expresar, con nombre propio, que el fiscal José Domingo Pérez estaba politizando la justicia. Ahora dicho fiscal denuncia “actos de infiltración” en el equipo especial “Lava Jato”. ¿Es que acaso descubrieron una “metida de pata” y no saben cómo desenredar el entuerto? ¿Buscan algún chivo expiatorio?

Estemos atentos. Necesitamos una profilaxis total y de raíz para acabar con las mafias que han capturado al Estado y nada sería más funcional a perpetuarlas que unos fiscales que usen su poder como brazo ortopédico del poder de turno.