GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

“Requiero mayor poder político. Estar libre sirve, pero no es suficiente. Tengo que protegerme. No son pocos los que quieren que me coma el tigre. Y la Presidencia es una buena alternativa. Pero necesito que alguien se siente ahí por mí. En ese sentido, estoy analizando concienzudamente la situación.

Mi hija, cuyo nombre en japonés significa ‘niña respetuosa’, ya me suplió un buen tiempo y no lo hizo mal. No obstante, dos derrotas electorales en fila implican una mochila muy pesada. Y podría venirse la tercera si no se sacude del caso Odebrecht. ¿Vale la pena correr ese riesgo? Esa es la disyuntiva que no me deja dormir.

Mi hijo, en cambio, anda más fresco. Es inteligente, como indica el significado de su nombre en japonés. Además, sin hablar mucho, fue el congresista más votado. Yo he dejado que haga lo que mejor le parezca. Incluso que le mueva el piso a su hermana. Allí sabré quién tiene más pasta para mi propósito.

No puedo olvidar, también, que gracias a su tesón convenció al señor Presidente de que me otorgue el indulto humanitario. Hay mucha diferencia entre la Diroes y esta casita en la que vivo ahora. Claro que después, con sus ‘Avengers’, le dio una ayudita para que no lo vaquen, pero no fue un trueque. Solo coincidencias políticas y punto.

Lo bueno es que, como diría el papá de mi ‘bróder’ Ollanta, mis hijos son presidenciables. De repente los mando a los dos al ruedo. Así me aseguro la victoria, por angas o por mangas. Tenemos que disolver la inseguridad ciudadana y tantos otros males que nos aquejan. Hasta la próxima”.