La última semana parece haber sido eterna. Hace más de 8 días que los peruanos acudimos a las urnas y todavía no se anuncia un ganador oficial.

Sabía que vivíamos una elección polarizada, pero en los últimos días nos he visto dividirnos más allá de lo que esperé. He oído y leído a gente repetir información hasta el cansancio sin saber si es real. Cada vez que prendo el celular me expongo a una sobredosis de información: que para el lunes el dólar a 5 soles, y que los negocios ya empezaron a cerrar, y que los votos impugnados, y que #Fraudeenmesa, y que todavía hay esperanza, y que en realidad todo es culpa de Keiko y de los empresarios Korruptos porque odian al Perú, y que ya llega el comunismo, y si eres pituco y limeño, ¡haz tus maletas de una vez, pues!

Entre los videos falsos, las cadenas de WhatsApp que el tío no deja de mandar, y los personajes del establishment político que tuitean Fake News, una ya no sabe qué creer.

Hay información para todos los gustos y sesgos. Para mí, la facilidad con la que se cree y se replica esta información es solo un indicador de lo fracturados que estamos como sociedad. Es fácil escoger solo lo que queremos ver, cuando en realidad lo que tendríamos que hacer es cuestionar y opiniones según nuestro propio criterio. La sobre simplificación es peligrosa en un mundo tan complejo y un contexto tan delicado como el actual.

Las siguientes semanas serán fundamentales para determinar nuestra capacidad de sobrellevar adversidades como país. Tengas la edad que tengas, sin importar por quién hayas votado, mírate dos veces y pregúntate si es que alguna de las cosas que has defendido en los últimos días es un juicio tuyo, guiado por tu espíritu crítico, o si simplemente vienes repitiendo el de alguien más.

Pensemos más, peruanos.