Perdida: El misterio de Amy Dunne
Perdida: El misterio de Amy Dunne

Desde que el cineasta estadounidense David Fincher hizo "Zodiaco" (2007), esa ambiciosa y notable combinación de drama periodístico y thriller policial, cabía esperar de él otro trabajo superlativo. Lo volvió a hacer en "Red Social" (2010), una sólida adaptación del libro 'The accidental billionaires', de Ben Mezrich. Y ahora repite una notable faena en "Perdida", cinta basada en el bestseller 'Gone girl', de la periodista y novelista Gillian Flynn.

Fincher es un cineasta hábil, con un desarrollado sentido visual. Hemos apreciado sus cualidades en "Alien 3" (1992) y la estupenda "Pecados capitales" (1995), e igualmente en sus filmes más desequilibrados y desiguales como "El juego" (1997), "El club de la pelea" (1999), "La habitación del pánico (2002) o "El curioso caso de Benjamin Button" (2008). "Perdida" se afianza como una impecable mezcla de thriller psicológico y 'film noir', óptima receta en la que no faltan ironía y un sombrío sentido del humor.

Nick Dunne (Ben Affleck) y su bella esposa Amy (una espléndida y sorprendente Rosamund Pike) han cumplido cinco años de matrimonio. Él es un clasemediero que posee un bar -comprado con dinero de su cónyuge- que administra junto con su hermana Margo (Connie Coon). Ella, de mejor posición social, es una talentosa escritora. La unión parece perfecta, pero solo en apariencia.

Un día Amy desaparece y lo que en principio se asemeja a un secuestro se convertirá en una pesadilla para Nick, quien no tardará en ser señalado -por la policía y la prensa- como sospechoso de asesinato. Comenzará entonces una lucha para probar que no tiene nada que ver con la extraña desaparición de Amy, pero ni las autoridades y mucho menos los periodistas le darán crédito, especialmente desde que el hecho se transforma en todo un fenómeno mediático.

EN PRESENTE Y PASADO. Fincher se luce con esta precisa adaptación firmada por la propia Gillian Flynn, planteando una ambiciosa estructura narrativa en dos frentes. Por un lado, la historia presente de Nick, asediado por la posibilidad de ser acusado de un crimen que, todo parece indicar, no ha cometido, recibiendo la ayuda de su hermana y de un avispado abogado (Tyler Perry), acostumbrado a los casos sensacionalistas.

Por el otro, asoma la esbelta figura de Amy, una mujer atractiva y de inteligencia superior, que va narrando en primera persona -a través de un diario- las diversas incidencias que han ido marcando su matrimonio con Nick, para bien y para mal. Y es justamente mediante esos incisivos recuerdos que se va asentando el lado más oscuro y hasta macabro del drama. Sobre todo cuando Fincher, en un giro que recuerda -a la distancia- lo que hizo el maestro Hitchcock con el flashback de Kim Novak en "Vértigo" (1958), revela el paradero de la desaparecida mucho antes del desenlace.

"Perdida" es, asimismo, una película sobre las apariencias, en la que todo se va haciendo tan relativo que Fincher puede apelar al factor sorpresa con la total complicidad de los espectadores. Hay puntos claves de la trama que no se pueden revelar, así que solamente diremos que muestra una visión absolutamente desencantada del matrimonio como institución, una reflexión crítica sobre el ambivalente poder de la prensa y una sofisticada ilustración de la perversidad.

Incluso, el acertado título en español conjuga dos significados: el extravío común y corriente en una primera instancia, pero primordialmente la perdición como ejemplo de amoralidad o ruina moral. Hay que destacar la destreza de Fincher para operar los diversos giros argumentales y el eficiente trabajo con los actores, todos competentes.

Sin embargo, las palmas son para la británica Rosamund Pike. El personaje de Amy nos recuerda la esencia de la mujer fatal, representada ejemplarmente por Barbara Stanwyck en "Pacto de sangre" (1944), de Billy Wilder. Su notable caracterización -más letal, sin duda- debería darle la posibilidad de una nominación al Oscar. Estaremos atentos.

CALIFICACIÓN: MUY BUENA

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