Perú: la oportunidad del cacao de origen
Perú: la oportunidad del cacao de origen

 Por Javier Masías  

¿Está esperando buenas noticias? Aquí va una: acaban de hacerse públicos los finalistas de la segunda competencia nacional de cacao, avalada por el International Chocolate Awards (ICA). Todavía no se conocen los ganadores - eso lo sabremos recién el martes 19 -, pero desde ya hay razones para festejar con entusiasmo.

La primera es que, en tan solo un año, el concurso se ha vuelto muchísimo más competitivo. Fui invitado, al igual que otros periodistas locales, a participar en el proceso de evaluación, una oportunidad para profundizar y escuchar a un gran jurado conformado por destacados estudiosos, artesanos y empresarios de ramas afines al cacao de todo el mundo. El método de evaluación es riguroso y es el mismo que se emplea para las competencias internacionales del ICA. Este año supuso un esfuerzo gigantesco para los jurados, pues se inscribió un número significativamente mayor que en la primera edición, que tuvo lugar el año pasado. Atendiendo al éxito que han logrado desde entonces algunos de los ganadores en el mercado internacional y local, se recibieron 64% más muestras, lo que obligó a extender el proceso de evaluación por un día más.

Pero no solo se ha incrementado la cantidad de participantes. Maricel Presilla, experta en cacao y chocolate y cofundadora del International Chocolate Awards, me comentó en una de las mesas de cata que la calidad de todos los participantes también está subiendo. “Es cierto que aquí lo vemos con claridad, con la cantidad de muestras de buen producto que evaluamos, pero basta con probar lo que muestran en los stands”, me dijo. El involucramiento de su organización es clave para la mejora de los productores pues se incita a los jurados a brindar opiniones sobre lo que prueban, una información valiosísima y calificada que, según me informa, llega luego a los participantes, quienes tienen opción de incorporarla a sus procesos.

El prestigio del concurso nacional es grande. Compiten marcas que ya se han medido internacionalmente como Cacaosuyo y Dreams of Eva, y puede servir a otros participantes para evaluar su nivel antes de presentarse a competencias de mayor alcance como la competencia internacional.

Es un camino deseable para cualquier pequeño productor de cacao y chocolate en el Perú. “Las seis empresas que calificaron para la competencia mundial entran en un circuito internacional de ganadores que incluye a estrellas como Bonnat de Francia y Susumu Koyama del Japon”, me explica Presilla. El logo del concurso confiere prestigio planetario y representa toda una oportunidad para los participantes.

Es importante señalar que con el cacao se desarrollan otras áreas. Jack Steijn, director del Chocoa Festival de Amsterdam, me comentaba enseñándome fotos de los productos que había visto en el salón del chocolate, que nunca había estado en un país en el que hubiera tantas marcas listas para competir en los mercados más exigentes, y no solo por los chocolates, sino por el diseño. “Mira esto”, me dijo asombrado mientras me mostraba una tableta de Cocama, cuya forma sintetiza el paisaje de la ceja de selva en la que crece el cacao. No es difícil imaginar a un conocedor pagando un alto precio por ella en Bélgica o Suiza.

Otra cosa interesante es que el anuncio de los finalistas se llevó a cabo en el Instituto de Cultivos Tropicales en Tarapoto, una entidad que conserva, protege y evalúa la diversidad genética del cacao peruano. El comunicado oficial es bastante elocuente con respecto al rol de la diversidad para el Perú, “un país cuyo creciente potencial cacaotero y diversidad genética promete sustentar el desarrollo de una fuerte industria chocolatera basada en el chocolate fino de origen”. Una oportunidad que huele a chocolate.