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En medio de la crisis política peruana, no debemos perder perspectiva sobre nuestra organización estatal, cuya existencia costó construir por largo tiempo. Así, pasamos, desde la sociedad precolombina, luego la sociedad de la conquista, el virreinato y, finalmente, la república, que en el 2021 llega a su bicentenario, por estadios de vida marcados por normas, es decir, por un predominio de las leyes como regla. Lo voy a explicar. La Constitución Política de 1993 es nuestra máxima norma jurídica. Sobre su base se construye el orden social democrático y el imperio del Estado de Derecho. El Perú, felizmente, no es un Estado fallido, como Somalia, Haití o Libia, donde se impone la anarquía o el caos como regla, con completo desprecio por el Derecho. Con sus imperfecciones, el país cuenta con un sistema político-jurídico debidamente armonizado que sí funciona. De allí que cuando se produce el vacío de poder, por crisis permanente o circunstancial, la Carta Magna prevé a modo garantista que no se vea dislocado el proceso político y el ejercicio del referido poder. Ello está claramente establecido en el artículo 113° de la Constitución, que se refiere a los supuestos en que se activa la vacancia del cargo de presidente de la República: fallecimiento, incapacidad permanente física o moral, renuncia o destitución del jefe de Estado. Todo lo anterior permite que las actuaciones internacionales del Estado no se vean frustradas. La prescindencia de los hombres en las cuestiones de Estado no es un desprecio por ellos, sino una garantía para que las cuestiones de responsabilidad o representación internacional del Estado no alteren su participación en el frente externo. Por ejemplo, la Cumbre de las Américas no tiene por qué verse afectada. Para cuando se realice, el país tendrá un nuevo presidente de la República, y es muy probable que haya cambios en las estrategias de la política exterior que permitan, incluso con nuevos actores, un reinicio de los relacionamientos bilaterales o internacionales y, aunque no lo crea, hasta que Nicolás Maduro llegue a Lima.