Apostar y promover el crecimiento económico en los siguientes meses es el desafío que tiene la gestión de Pedro Pablo Kuczynski, pues de lo contrario sus promesas de campaña electoral caerán en saco roto y ello puede desencadenar una violencia social peor a la que en estos momentos promueven algunos sectores como Educación y Salud, en especial los primeros en regiones del sur y centro del país con influencia de radicales que buscan el caos y alejar las inversiones que tanto le urgen al Perú. 

Después del mensaje del 28 queda claro que el principal objetivo del Gobierno es reactivar la economía, ya que en los últimos 12 meses su crecimiento se congeló por factores que conocemos, sumando a ello la pérdida de autoridad para resolver problemas que son aprovechados por violentistas, quienes silenciosamente se infiltran en paros, algunos justificados, propiciando la violencia.

En la medida que se impulsen los proyectos de inversión, como los 10 mil millones de dólares en los cuatro mineros enumerados, como Quellaveco (Moquegua), Mina Justa (Ica), Corani (Puno) y Michiquillay (Cajamarca), la economía mejorará, quedando otros pendientes como Tía María y Zafranal (Arequipa), entre otros que requieren ser destrabados con la participación del Gobierno. 

PPK ha dicho, en un momento de su mensaje, que “los peruanos no quieren más promesas, quieren resultados”, y por ello esperemos que el próximo 28 de julio informe cosas concretas y no anuncios. Un año duro se viene, pero hay que confiar en que se puede cumplir.