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El presidente Martín Vizcarra y su ministro de Cultura, el fujimorista arrepentido Francesco Petrozzi, han tomado una pésima decisión al retirar al periodista y escritor Hugo Coya del cargo de presidente del Instituto Nacional de Radio y Televisión (TV Perú y Radio Nacional), pese a la eficiente y reconocida gestión que venía haciendo, que incluía el haberles dado pluralidad y apertura a ambos medios que son de todos los peruanos.

No es la primera patinada de Petrozzi en el cargo que le dio el presidente Vizcarra tras la disolución del Congreso, quizá como un premio a su inconsistencia política, pues en pocos meses pasó de fujimorista a antifujimorista. Apenas asumió funciones, el flamante ministro llevó como asesor de su despacho a su excolega de bancada Guido Lombardi, a pesar de que no cumplía con los requisitos de ley, tal como se lo hizo saber la Contraloría.

Desde el momento mismo de su nombramiento, estuve seguro que Petrozzi jamás debió integrar el gabinete tras la cuestionada disolución del Congreso, el 30 de setiembre último. Esto se demostró con el caso Lombardi y ahora con Coya. El ministro y también tenor debe de entender que el Estado no es su chacra como para dar trabajo a los amigos, o despedir a quien no es de su agrado, por más que esté sirviendo eficientemente al Perú.

Ahora la dupla Vizcarra-Petrozzi han retirado del cargo a Coya, quien había dado un vuelco total a las señales televisivas y radial del Estado. Al menos, el canal se había convertido en una verdadera señal pública, y no en un ente gubernamental arrastrado a los pies del régimen de turno. ¿Fue eso lo que no gustó a Palacio de Gobierno a dos meses de las elecciones parlamentarias? ¿El Presidente y su ministro quieren noticieros y programas solo para los amigos y ayayeros?

Con la salida de Coya de TV Perú y Radio Nacional pierde el periodismo, la cultura, la pluralidad en una etapa electoral y de turbulencia política y, sobre todo, pierde el Estado al dar una pésima señal a los profesionales que hacen un buen trabajo en el sector público. A estos últimos se les está diciendo: así hagas las cosas bien y tu gestión marque la diferencia, si no te cuadras, bajas la cabeza y eres “leal” al régimen, te vas a tu casa.